Esta película de Oliver Stone se encuentra en un término medio incómodo, una especie de relato sobre corrupción y crimen organizado que se viste de pesadilla pulp californiana. Esta dualidad choca en más ocasiones de las que baila, y produce un extraño resultado. Pero una cosa tengo clara: los personajes me han enamorado y pese a sus tropiezos, son ellos y solo ellos los que han hecho que Salvajes me encante. Veamos por qué.