Los
Miserables es un musical y por tanto no vamos a engañar a nadie: Se
canta mucho y bien, prácticamente es lo único que se hace en esta
película. Pero tras más de 25 años sobre los escenarios, la trama, los
personajes y las partituras están perfectamente conjuntadas y funcionan
como un reloj. El acierto del director ha estado en coger unos buenos
actores, ponerlos al servicio de unos temazos musicales y permitirnos
disfrutar de la historia de una manera directa y emocionante.