Zascandileando #10

Esta semana arrancamos yéndonos bien lejos, hasta Marte. The Last Days on Mars, protagonizada por Liev Schreiber nos lleva al planeta rojo y al último día de una expedición antes de volver a la Tierra. Algo se jode, gente empieza a morir y la supervivencia dentro y fuera de la base se convierte en la prioridad. Muy buenos mimbres pero muy poco fuste. Poca tensión y un ritmo regulero la dejan en una peli de género solo para fans con bastantes tragaderas. Tampoco hemos acertado esta semana en el capítulo de series. The Red Road, protagonizada por Jason Momoa nos lleva hasta una pequeña comunidad rural donde conviven indios y no indios. Nos acerca, sin un foco claro, a diferentes problemas y complicaciones de dos familias. Asesinatos, derechos raciales, intolerancia, amistades de infancia... Se toca de todo un poco, pero sin centrarse en nada. Mal. Hemos terminado también de ver la cuarta temporada de Haven, serie de sucesos paranormales a la que le tenemos gran aprecio por sus bien construidos personajes, pero que en esta temporada ha perdido el rumbo en un intento de explicar demasiadas cosas, casi todas malamente. No tenemos mucha confianza en que la quinta temporada nos devuelva la serie que tanto amábamos, pero la esperanza es lo último que se pierde. Y en videojuegos, hablamos de Hearthstone, el "Magic para tontos" de Blizzard F2P que al parecer no es tan para tontos y que mecánicamente tiene más posibilidades de las que pueda parecer. No es un juego, en cualquier caso, para meterle mil horas al día, sino para echar tres o cuatro partidas. Todo con el siempre impecable acabado de Blizzard, ya sean gráficos, audio, animaciones, etc.

Primer Contacto: Hearthstone

Oh sí, otro juego de cartas. Ya lo siento (o no) pero me encantan. Éste parte de una base clásica, muy sobada, de usar esbirros y hechizos para bajar los puntos de vida del contrincante a cero. ¿Qué tiene de interesante entonces? Ambientado en el universo Warcraft, cada una de las nueve clases básicas del World of Warcraft es un tipo de mazo en este juego, que cuenta con cartas exclusivas para sí mismo, lo que crea bastante variedad entre partidas y estilos de juego. Además, siendo de Blizzard, el puñetero está cuidado al detalle, con una interfaz limpia, y un diseño realmente bonito. Desde mi punto de vista, el juego corre dos riesgos a medio/largo plazo. El primero es que no puedes hacer nada, literalmente nada, durante el turno del oponente, restándole interactividad y sorpresa. Lo segundo es que el juego, de puro sencillo que es para hacerlo accesible, tal vez tenga poco espacio de diseño para añadirle cartas nuevas e interesantes sin que resulten redundantes. Ya veremos, el juego será f2p cuando salga de beta, que debería ser bien pronto, así que animo a cualquiera, incluso aquellos que no se suelan acercar a este tipo de juego, a probarlo.