Aunque nos pirramos por una película de terror que entre dentro de los parámetros que nos gustan, no acostumbramos a ir al cine a verlas. Sin embargo, nuestra querencia por Expediente Warren es tal que no hemos dudado en avalanzarnos al cine a ver su secuela. Y no ha decepcionado en absoluto. Os garantizamos que lo vais a pasar muy bien a base de pasarlo muy mal. Después hemos visto ¡Ave, César! de los Cohen, que nos ha parecido la más inofensiva de sus películas en mucho tiempo. El retrato e interpretaciones de los personajes sigue estando muy acertado, pero a la trama principal le falta la complejidad que hace de la mayoría de las películas de estos hermanos un delicioso caos. Y acabamos rindiendo honores al cierre de Penny Dreadful al final de su tercera temporada. El preiplo ha sido misterioso, gótico y a ratos terrorífico. Ha llegado a su fin en una temporada estructuralmente un poco extraña, pero que ha mantenido intactas todas sus virtudes. Atmósfera, interpretaciones, compromiso con la historia que está contando. Se nos va una de las que consideramos grandes y eso nos deja un vacío que tardaremos en rellenar.
