El Llanero Solitario no logra superar el ser entretenida y estar bien contada. Que no es poco, pero tampoco la hace imprescindible. Gore Verbinski vuelve a dar una lección de cómo se dirige una película de aventuras, con un tramo final espectacular, pero no logra el impacto emocional ni el subidón de adrenalina necesarios para hacer la película memorable. Principalmente porque sus personajes no sirven tan bien a la historia como en la saga de Piratas del Caribe, a la que quiere parecerse sin conseguirlo más que en ciertos aspectos visuales y detalles menores.