Ay madre. Vale que la idea de ver a Kevin Spacey haciendo de Nixon es atractiva al instante, conociendo además la capacidad del actor para la imitación cómica. Tener a Michael Shannon haciendo de Elvis es demencial y podría ser la mejor idea del mundo. Ahora bien, ¿Montar una película en torno a algo que parece estirar un chiste de Saturday Night Live? Eso ya no lo veo tan claro. Vale que se puede caricaturizar a los personajes tanto que resulte llamativo, y si el guión es bueno la broma puede aguantar rato largo, pero tanto, tanto... Eso sí, el primero que voy a aplaudir si consiguen marcarse una gran película con esto soy yo, ya no solo por la gracia que me causa la propia idea, si no por lograrlo con tan pocos elementos.
Este fin de semana llegan dos estrenos realmente llamativos y muy diferentes entre sí: La Chica Danesa por un lado y Los Odiosos Ocho por otro. Ambas me llaman, aunque ya me imagino que acabaré con Tarantino.
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