Nos rendimos a la pureza, osadía y narrativa de Mad Max: Fury Road. Pureza porque toda la película está narrada de igual manera, desde la acción entendida como el ejercicio de hacer. Todo en la película es acción. Lo son las persecuciones, lo son las relaciones entre personajes, lo son los escasos momentos de calma. Con unos estupendos Charlize Theron y Tom Hardy, con una dirección siempre firme que guía la mirada del espectador y no la enturbia jamás, nos ha encandilado. Pero también ha habido tiempo para hablar de los finales de temporada, tercera y primera respectivamente, de Arrow y The Flash. Arrow ha estado muy intenso, pero también un poco disperso y con un final quizá apresurado. Sigue siendo una grandísima serie, pero cierto es que le perdonamos algunos pecados simplemente porque nos gusta. En cuanto a The Flash, aunque no es ni mucho menos perfecta, le hemos visto muestras de grandeza desde esta primera temporada. Es una serie demasiado centrada en su protagonista, pero a cambio obtenemos una serie superheroica pura, de género, desarrollada gradualmente, con revelaciones en la trama cada pocos capítulos y con un crescendo apabullante de mitad de temporada hacia adelante que además sabe resolver muy bien al final. Imprescindible.
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