No ha habido esta semana unanimidad a la hora de valorar el final de Original Sin. Su octavo número (en realidad toda la recta final) ha dejado bastante frío al Dr. Rust, a pesar de que Aaron y Deodato no se despegan un ápice del tono y enfoque general de los números anteriores. El Dr. Snack ha sido más benévolo en su juicio. En Cloaks #1 de Caleb Monroe y Mariano Navarro para Boom! nos encontramos con la bien narrada e ilustrada historia de un adolescente ilusionista que ejerce de Robin Hood y que va a encontrar la horma de su zapato. Volviendo a Marvel, Charles Soule escribe con maña y Steve McNiven hace que luzca espectacular Death of Wolverine #1 (de 4). Solo por disfrutar de McNiven (coloreado por Ponsor, además) ya merece la pena. No acaba de encontrar su tono Ex-Con #1 de Duane Swierczynski y Keith Burns para Dynamite. La ambientación de finales de los 80 se queda corta y resulta irrelevante y algunos pasajes simplemente no funcionan. El planteamiento del sinestésico que puede ver las emociones tiene gancho, pero el cómic se enfoca en una historia demasiado trillada. Y acabamos con The Names #1 de peter Milligan y Leandro Fernández para Vértigo. Un tebeo que no está nada mal y que tiene sus aciertos en cuanto a historia, enfoque y dibujo, pero con solo un número no queda muy claro si juega a la baraja de la viuda de armas tomar que quiere venganza o la de la organización clandestina superpoderosa a la que todavía no sabes que te estás enfrentando. Veremos.
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