La semana se ha presentado interesante, aunque tampoco espectacular. Al menos si sacamos de la ecuación el último número de Hawkeye. Empezamos con Bodies, una miniserie de 8 números para Vértigo de la mano de Si Spencer y cuatro dibujantes diferentes. Cuatro épocas de Londres y el descubrimiento de un cadáver. ¿El quid? Aparentemente se trata del mismo cadáver en las cuatro épocas. Deep Gravity #1 resulta ser una convencional aventura espacial con contratistas privados relevando a sus compañeros en un planeta hostil y aliñada con una historia de amor (más o menos). La historia de Mike Richardson es del montón, el guión de Gabriel Hardman y
Corinna Bechko es del montón y el dibujo de Fernando Baldó, sin ser
malo, es del montón. Más cosas. En Image, Rick Remender vuelve a la carga con una nueva colección, acompañado de Greg Tocchini. Aventura submarina postapocalíptica centrada en una familia. Ha generado división de opiniones: Para el Dr. Snack es demasiado Remender y al Dr. Rust le ha resultado suficientemente interesante como para pasar por el alto el estilo recargado y algo abocetado de Tocchini, que por lo demás consigue una muy buea atmósfera. En Outcast #2 de Kirkman y Paul Azaceta tenemos un número mucho mejor que el primero y formalmente notable, aunque todavía no ha conseguido engancharnos con su historia. Y dejamos para el final Hawkeye #19 de Fraction, Aja, Hollingsworth y Eliopoulos. Y nombramos a los cuatro porque TODOS son fundamentales para que Hawkeye vuelva a cascarse un número antológico del que se hablará durante mucho tiempo. Es original, es formalmente impecable y es sobresaliente en cada faceta y en la suma de las mismas. Es sin duda el mejor cómic de esta semana.
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