La semana de la resaca post Año Nuevo nos ha llevado a hacer una selección de los tebeos de las últimas dos semanas. Hickman cuenta en Avengers #24.NOW (tomad denominación ridícula) una historia autocontenida cuyas repercusiones veremos seguramente en New Avengers. No está mal, pero suena a preparación de Deus Ex Machina y la conga de dibujantes (Ribic, Deodato Jr., Guice) no ayuda a centrar al lector. Siguiendo con la elección de malos nombres, Marvel ha editado el primer número de Origin II, innecesaria secuela de la miniserie que nos contó el origen de Lobezno. Kieron Gillen se casca un número unitario sobre Lobezno viviendo con una manada de lobos. Sin diálogos, solo con textos de apoyo. Y Adam Kubert cumple a los lápices pero es que la historia no da más de sí. En DC, Geoff Johns y David Finch perpetran (porque esa es la palabra adecuada) el número 4 de Forever Evil, el gran evento de la editorial. Aunque no deja de resultar a ratos hilarante, tampoco deja de ser el Johns del fanfiction, las apariciones sorpresa y sin sentido de la última página y un desarrollo de la trama demencial. Y encima Finch ha vuelto a las andadas de los rostros torcidos y las proporciones como le da la gana. Image salva su semana con Black Science #2 de Remender y Scalera. La historia no tiene todavía una dirección clara, pero al menos conocemos algo mejor a los personajes y Remender no se hace pesado. El mejor cómic de los comentados es The Private Eye #5 de Vaughan y Martín, con un misterio que se va complicando y una ejecución precisa, aunque no especialmente original. El Dr. Rust cree que ya es hora de que haya un punto de inflexión en la trama, pero eso es harina de otro costal.
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