Warren Ellis es un creador prolífico. Escribe sobre todo cómics, pero también novelas. Ha hecho sus pinitos en guiones televisivos e incluso se le ha asociado con algún videojuego. Y aunque no seré yo quien discuta que Planetary, The Authority y Transmetropolitan son probablemente sus trabajos más exitosos e influyentes, siempre me ha parecido que se mueve más feliz, más cómodo y más desatado en colecciones que le dan más libertad. Global Frequency es una de esas propuestas totalmente Ellis, una colección de 12 números individuales al alimón con otros tantos dibujantes de talento, que presenta un nexo común y un aire de ciencia-ficción, espionaje y gente jodida de la cabeza que constituye una delicia.
Todo en Global Frequency es 100% Ellis. Desde la idea de una organización de rescate global bautizada con ese nombre tan cool y que solo tiene 1.001 agentes repartidos en todo el globo, hasta su ejecución en forma de números individuales dibujados por artistas diferentes donde cambian los protagonistas, pasando por los temas, con invasiones alienígenas, sectas religiosas, terroristas o proyectos militares. Puro Ellis.
En el apartado artístico el viejo bastardo se rodea de monstruos. Leyendas del calibre de David Lloyd (V de vendetta). Detallistas como Gene Ha (Top Ten). Atmosféricos como Lee Bermejo (Batman: Noel). Descarnados como Simon Bisley (Lobo). Son solo algunos de los nombres. Pero todos, absolutamente todos, más o menos conocidos, dan en el clavo. Ellis se encarga de confeccionarles historias a su medida, siempre intrigantes, siempre adrenalínicas.
Uno de los puntos fuertes de Ellis y que queda patente en esta colección es su capacidad para el comentario social, económico, político o moral mientras desarrolla una historia que escapa de las obviedades tan a menudo asociadas con el cómic mainstream. Los 12 números de Global Frequency son deliberadamente sencillos en la trama, necesariamente directos en sus guiones, voluntariamente variados en sus temáticas y afortunadamente entretenidísimos de leer y de disfrutar. El objetivo de cada número es abortar o minimizar alguna clase de catástrofe, pero detrás de cada historia hay una crítica y un comentario no por menos obvio, menos evidente.
Lo hermoso y terrorífico de la serie es que casi todas las amenazas a evitar son producto de la acción humana. |
Uno de los puntos fuertes de Ellis y que queda patente en esta colección es su capacidad para el comentario social, económico, político o moral mientras desarrolla una historia que escapa de las obviedades tan a menudo asociadas con el cómic mainstream. Los 12 números de Global Frequency son deliberadamente sencillos en la trama, necesariamente directos en sus guiones, voluntariamente variados en sus temáticas y afortunadamente entretenidísimos de leer y de disfrutar. El objetivo de cada número es abortar o minimizar alguna clase de catástrofe, pero detrás de cada historia hay una crítica y un comentario no por menos obvio, menos evidente.
Las ideas más locuelas tienen su hueco en esta colección. Bombas de ébola, virus alienígenas, cyborgs, avistamientos seráficos... en tan solo 24 páginas se nos plantea el problema, se desarrolla y se resuelve. Toda una lección de concreción en estos tiempos del "decompressive storytelling" y al mismo tiempo un "jódete" a la industria que lo promueve. Su famoso "Manifiesto del Viejo Bastardo" estaba muy reciente en el tiempo cuando lanzó esta colección a finales de 2.002.
Una organización de humanos limpiando la mierda de la Humanidad. No necesitamos superhéroes, solo pensar un poco. |
Puede que Global Frequency no sea el mejor trabajo de Ellis y quizá el baile de dibujantes no convenza del todo a algunos lectores, pero esta colección se erige como el más completo compendio del genio, preocupaciones y obsesiones del visionario futurista en el que se ha convertido nuestro escritor favorito de Essex. Leer Global Frequency es entender y querer un poco más a Warren Ellis. Aunque él ni necesita ni quiere tu amor. Ese viejo bastardo...
Parece un tío más o menos normal, pero Warren Ellis lleva un pire serio. Por eso nos gusta tanto. |
Indicaciones: Cómic honesto, directo y autocontenido realizado por profesionales de verdad. Ciencia-ficción, militarismo, psicología, ética... todo en uno. Historias que aprovehan los puntos fuertes de los dibujantes. Warren Ellis en estado puro.
Contraindicaciones: En general no trata temas agradables. Pire conceptual y algunos personajes jodidos de la cabeza. Los protagonistas no son necesariamente mejores personas que los malos. Extra de ciencia y tecnología-ficción. Warren Ellis sin filtros.
Interacciones: Casi cualquier otro trabajo de Ellis tendrá puntos temáticos en común. Si es de baja o sucia ciencia-ficción, se va a parecer.
Efectos Secundarios: ¡Todo el mundo mola mil! ¡Quiero salvar el mundo! Pero algunos acaban muertos... ¡Quiero un teléfono de Global Frequency! Pero mi móvil ya es mejor que el que tienen...
Y ademas tiene un final un poco anticlimatico y poco ordenado, o al menos deja sensacion rara.
ResponderEliminarLa verdad, yo diría que es que no tiene un final propiamente dicho.
ResponderEliminarEl último número es simplemente el último que se escribe,edita y lee, pero no recuerdo que tenga un tratamiento distinto del resto. Hay una amenaza y se trabaja para abortarla. Como en los demás números. Podría haber habido un número 13 sin problemas, porque no hay nada que "acabar".
La colección tampoco tiene un "principio" propiamente dicho, así que supongo que es adecuado que no tenga un "final".
Cuenta una docena de casos de una organización que existía antes del número 1 y sigue existiendo tras el 12, así que de ahí puede venir esa sensación de "no tener final".
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