miércoles, 29 de mayo de 2013

El Hitchcock Amable

Lo bueno de algunos biopics es que no lo son en absoluto. Hitchcock coge la excusa de glosar la vida del famoso maestro del suspense para contar el rodaje de Psicosis y nos muestra su cara más amable y cinematográficamente resultona. De este modo Hitchcock, la persona, se convierte en Hitchcock, el personaje, con una caracterización que se antoja veraz en lo que cuenta, aunque deja fuera muchísimas facetas como para considerarla un retrato fiable. Conforma, no obstante, un relato interesante y una película muy entretenida.


Cuando uno tiene a Anthony Hopkins para hacer de Hitchcock ya ha ganado mucho. Cuando a su lado, interpretando a su esposa, pones a Helen Mirren... Ya tienes una pareja ganadora. Luego, como estás juguetón y te lo puedes permitir, contratas a Scarlett Johansson como Janet Leigh y a Jessica Biel como Vera Miles. Eso ya son dobles parejas.

Pero aunque bellas y deliciosas (ambas dos son debilidades personales mías, más la Johansson que la Biel) aquí el que destaca es obviamente Hopkins. A ello ayudan una historia totalmente centrada en él y un guión que deja algunas de las mejores perlas en boca de su personaje, incluida la fardona y totalmente certera frase final de la película. Hopkins encarna a un Hitchcock amante sobre todo del cine. Desprovisto de malicia aunque lleno de picardías y completamente a merced de sus inseguridades y comportamientos casi infantiles. Resulta ser un retrato demasiado benigno de su figura en el que su misoginia/inseguridad con las mujeres/no soy un psiquiatra a saber cuál era realmente su problema, apenas aparece señalada. Y además lo visten con un halo de inocencia. 

Cualquier excusa es buena para poner una foto de Scarlett Johansson. Si encima sale en la peli, me ahorro el buscarme una.

Sin embargo, si nos despojamos de prejuicios y conocimientos sobre la persona y hablamos solo de lo que nos cuenta la película y cómo, se trata de un filme notable. La odisea de filmar un largometraje ya es material excelente para una película, pero si le añadimos el deseo de una industria por jubilar a un genio, la necesidad de éste de demostrar que puede hacer algo diferente y brillante, la sospecha de la infidelidad conyugal, el riesgo financiero total, los problemas de salud, la fijación por las rubias y el escape a través de la comida, nos queda una película en la que ninguna escena parece estar de más. Todas añaden algo al retrato psicológico del personaje, cada escena lleva de manera natural a la siguiente y cada una es un toma y daca entre actores y actrices de gran nivel.

No me queda muy claro si Hitchcock es principalmente un regalo para los actores que interpretan los papeles (que lo es), si es un homenaje bondadoso al maestro del suspense (que lo es) o simplemente quiere contar el rodaje de una película tan fundamental en la historia del cine como lo fue Psicosis (que lo hace). Lo que sí me queda claro es que es un agradable regalo de hora y media para todos los espectadores que se acerquen a ella sin prejuicios.

El físico, el lenguaje corporal, la mirada, la dicción... Anthony Hopkins da una clase magistral sobre cómo diluir al actor en el personaje.

Indicaciones: Curiosos por el mito de Hitchcock más que por su persona. Quienes disfruten de una película con un ramillete de actores contrastados. Sigue la línea de las películas sencillas pero efectivas. Apenas sobrepasa la hora y media.

Contraindicaciones: Talibanes de la veracidad histórica y el retrato psicológico documentado. Necesitados de chutes de adrenalina cada diez minutos. Incapaces de ver una película con protagonistas "viejos".

Interacciones: Por lo de biopic podríamos señalar La Dama de Hierro. Pero por la libertad con la que cuenta solo los aspectos que le interesa del personaje quizá esté más cercana a Copying Beethoven.

Efectos Secundarios: Corres el riesgo de que la imagen de Hitchcock de la película sea la que quede grabada en tu retina y recuerdo. Si no eras ya un convencido de la importancia de la música en los filmes, aquí te convencen con una sencilla y directa escenita. La confrmación de que los genios siempre son raritos.

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