miércoles, 20 de marzo de 2013

Todas las Sombras de Grey

Soy capaz de leerme hasta el listín de teléfonos. Verídico. Lo hice a los 11 años en medio de las paperas y sin más libros de Barco de Vapor para leer, así que queda demostrada mi capacidad para soportar lectura aburrida. Hasta me he leído Crepúsculo, shame on me. Pero con la trilogía de Grey no he podido.


Cincuenta Sombras de Grey. Vaya por delante que no hago ascos a los fenómenos editoriales. Trabajo en una biblioteca y la mayoría de mis usuarios son lectores de best-sellers, así que es casi una obligación contractual. Por eso, cuando Internet empezó con el runrún de una trilogía de libros escandalosamente eróticos que encantaban a las mujeres, me dije: “Sam, eres mujer, treintañera, lectora… se supone que es para ti”. Me hice con el libro. No pasé de la página cien. Me la salté hasta la primera escena subida de tono, cerré el libro... y pasé de terminarlo.

La autora con sus libros. Y encima se la ve tan contenta.

Antecedentes del caso: los libros se basan en un fanfic, lo que no tiene por qué ser un mal antecedente. He leído auténticas maravillas de fanfics y algún otro día ya me meteré con este tema. En este caso los fanfics de los que deriva la trilogía se basan en Crepúsculo, lo que ya no es tan buen antecedente. El fanfic exploraba una relación de Dominante/Sumisa, que tampoco tiene por qué ser un mal antecedente. La novela erótica puede ser una lectura interesante y que engancha. ¿Qué demonios pasa entonces para dejar de lado el libro antes de las cien páginas?

Para empezar, la calidad de la escritura es tópica y pobre. Y eso que estoy hablando de la versión original, me aterra el destrozo que haya podido ocasionar la traducción. Luego resulta que los personajes secundarios son planos y totalmente prescindibles. Y los protagonistas son… Anastasia Steele, la protagonista, tiene nombre de mujer con arrestos y es una sinsorga sin espíritu que es incapaz de ver que lo que tiene delante no es un hombre dominante sino un maltratador. Y Christian Grey, un “espíritu torturado” tópico, desesperantemente veleta al que te dan ganas de castigar para ver si espabila de una maldita vez y se deja de gilipolleces. El libro no hace más que perpetuar esa imagen tan denigrante que dice que a las mujeres nos gustan los malotes y trata las relaciones de Dominación/Sumisión con un desconocimiento peligroso, presentándolas solo desde la perspectiva sexual y olvidando completamente el componente emocional de los mismos.

La corbata, las esposas y el antifaz asociados a la trilogía.

Indicaciones: Si necesitas un manual sobre fetichismo porque siempre te ha cortado mucho explorar ese lado de la sexualidad y te sirve escudarte en el “es el libro de moda”.

Contraindicaciones: Si tienes dos dedos de frente y te interesa el sadismo… Léete al origen (Sade) y utiliza estos libros para calzar el sofá.

Interacciones: Con suerte, puede llevar al lector a leer novela erótica con más sustancia, cosa que no he visto ocurrir.

Efectos Secundarios: Puedes llegar a perder la fe en el resto de la humanidad cuando estos libros les parecen alucinantes.

1 comentario:

  1. Francamente poco erotismo en las descripciones.... salvo que seas una sumisa.... en cuyo caso no tengo ni idea del efecto que pueda producir... Concluí a duras penas el primero, con la esperanza de encontrar algo llamativo que justificara la fama alcanzada...
    pero nada....
    Mucho, mucho mas erótico El amante lesbiano de José Luis San Pedro.... y mucho mucho menos conocido....

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